8 preguntas más que muchos nos hacemos sobre el coronavirus

Como anticipaba en estas dos anteriores entradas: ¿Por qué algunas personas eligen no vacunarse?Sociedad polarizada -¿y magnetizada?-, con esta de hoy termino la serie sobre el tema estrella de nuestros días.  Lo hago respondiendo a otras 8 preguntas que muchos nos hacemos sobre el coronavirus. Tal vez quieras comenzar por la que más te llame la atención y seguir con el resto. 

1.- ¿Existe o no existe el virus? Existe. Uno o más. Que muta o no. Un patógeno o partículas que no se sabe todavía bien de qué tipo, que causan daño en el organismo humano. Las consecuencias son evidentes. Desgraciadamente en forma de muertes y perniciosas secuelas. Todos hemos sufrido la de familiares o personas más o menos allegadas, de ingresos en UCI y de casos llamados de covid persistente. Lo que no son tan evidentes, y nos daría mucha luz, son las causas. Apoyo la opinión del doctor Luis Miguel Benito de Benito, autor del libro Coronarivus, tras la vacuna, que, sin entrar en debates sobre si el virus se ha aislado o no según los postulados de Koch, afirma que él trata pacientes y que la clínica -es decir, los síntomas del paciente- es la clínica. Eso es lo que a él le vale. 

Es posible que, aparte del virus, algo más exista. Así lo afirma el doctor José Luis Sevillano, que sostiene la teoría ambiental y la sobre-exposición a campos electromagnéticos intensos como causa de muchas de los efectos de la covid. Todo ello, de acuerdo a sus hallazgos durante la práctica médica en la Francia rural, como médico de familia, y la constatación de presencia en sus pacientes de clínica inflamatoria, más que de clínica respiratoria. 

Por otro lado, a muchos nos surge la duda de cómo es posible que la covid responda por tantas patologías como se le atribuyen: dolencias respiratorias, inflamatorias, neurológicas, cardiovasculares, etc. Todo ello mientras dejan de atribuirse a otros virus, como el de la gripe, que paradójicamente, ha desaparecido, repentinamente, del mundo.

2.- ¿Virus importado o creado? Si bien conocer su origen podría aportarnos luz en las investigaciones,  a efectos prácticos de la mayoría de la ciudadanía, importa poco. Si el virus -o lo que sea- existe y, en consecuencia, está, hay que protegerse razonablemente y combatirlo. Dicho lo anterior, desconfío de las investigaciones auspiciadas por la OMS y la dictadura china para averiguar su origen. Parecen más respetables las realizadas por el periodista Nicholas Wade, recientemente referidas por el periodista Mario Noya en Libertad Digital, que apuntan a la hipótesis de que se trata de un virus de laboratorio. Hipótesis mantenida en su informe de 30 páginas publicado el 5 de mayo de 2021 en el Bulletin of Atomic Scientists, una prestigiosa revista que trata temas relacionados con la seguridad mundial y las políticas públicas.

3.- Entonces, ¿pandemia o plandemia, como casi se le escapó al presidente Pedro Sánchez en unas declaraciones, el 11 de mayo, en presencia de Alberto Fernández, presidente de Argentina?

Es decir, ¿Bill Gates fue un visionario cuando en 2015 profetizó la llegada de una pandemia o es que adelantó lo que ya estaba preparando alguien? Por ejemplo, lo que ya se había intentado antes, sin éxito, con la gripe A, porque, entre otras cosas, las vacunas llegaron tarde, cuando  el virus ya estaba en retirada, o porque nunca fue tan letal como se anunciaba. 

En este aspecto, me remito a las investigaciones de la prestigiosa periodista Cristina Martín Jiménez, plasmadas, entre otras publicaciones, en su último libro La verdad de la pandemia. Complementariamente, al documental The Big Reset -El gran reseteo-, que da una visión rápida y clara de una hipótesis muy plausible, a la vista de cómo ha quedado la economía mundial y cómo se han devaluado drásticamente muchos de los activos en manos de la clase media trabajadora. Al final, “no tendrás nada y serás feliz”, como proclaman las soflamas del foro Foro Económico Mundial -World Economic Forum-.

Mientras tanto, ahí están los fondos europeos –como si no fueran deuda de los países a los que llegan-, para ser aplicados a un plan eufemísticamente llamado de Recuperación y Resiliencia, que endeuda, en este caso, a España y a los españoles de esta y de unas pocas generaciones venideras. Porque no, no se trata de préstamos a fondo perdido. Hay que devolverlos. 

4.-¿Enfermedad respiratoria, enfermedad cardiovascular, …? Respiratoria no parece. Al menos, no siempre.  Los primeros que negaron que se tratase de una enfermedad respiratoria fueron los médicos italianos, entre ellos Pasquale Bacco, después de tratar a los pacientes como si, en efecto tuvieran una enfermedad respiratoria. Hasta que, en medio del caos, con mil fallecimientos al día, desoyeron la prohibición -o recomendación, que para el caso da igual- de la OMS y, en su contra, decidieron realizar autopsias. Y las hicieron. Descubrieron cuerpos con muchos de sus órganos inflamados. Como consecuencia, modificaron los tratamientos, comenzando a bajar la tasa de letalidad y lo contaron al mundo, a través de comparecencias en el mismo parlamento italiano, en unas espeluznantes declaraciones del  mencionado doctor Pasquale Bacco, que entonó el mea culpa  por la aplicación de tratamientos contraproducentes para la enfermedad. Y denunció, en sus palabras, “la mentira de los enfermos asintomáticos”. Y mucho más: “el terrorismo de los confinamientos”! ¡Puedes escucharlas en el link anterior, que muestran sólo dos minutos de su extensa declaración.

5.- ¿Qué validez tienen las pruebas de PCR? Son un complemento a las pruebas diagnósticas, pero nunca la prueba diagnóstica. En consecuencia, su validez es muy limitada. Para muchos profesionales de la Medicina, de la Biología y de la Virología, esta es la gran estafa de la historia reciente. El pilar en el que se soporta todo el engaño. 

En primer lugar, lo evidente para los profanos: ¿enfermos asintomáticos, sin ninguna clínica en el momento de hacerse la prueba PCR, ni días después? ¿Enfermos sólo y exclusivamente porque el dispositivo lo indique? ¿Desde cuándo en la historia de la Medicina? 

En segundo lugar, la opinión de expertos abogados en los más gigantescos fraudes. Como Reiner Fuellmich, que llevó a los tribunales a la Volkswagen por el fraude de la emisión de gases de sus vehículos diesel, y a Deutsche Bank por prácticas fraudulentas y criminales. Ambos casos con sentencias condenatorias. Ahora, Fuellmich, junto a un equipo de abogados internacionales abandera la lucha contra las pruebas PCR, a las que tachan de fraude. Han creado el Comité Alemán de Investigación de Coronavirus para, con evidencias de los más prestigiosos científicos, como la World Doctors Alliance, apoyar legalmente a quienes acuden a los tribunales en sus respectivos países en contra de los atropellos de derechos que están sufriendo. 

Todos somos conscientes de que buena parte de las medidas restrictivas han tenido su fundamento en el número de casos, que ya no en el número de enfermos o en la letalidad del virus: aislamientos de personas, cierres perimetral de barrios, municipios, provincias y comunidades autónomas, toques de queda, prohibición de desplazamientos, de reuniones, y ahora, las vacunas. Muchos testimonios científicamente avalados informan sobre la magnitud del fraude: PlanetLockdown / Full Interviews, tratando de evitar la censura a la que son sometidos en las redes sociales. 

6.- ¿Es conveniente usar mascarilla? 

Ni siquiera la OMS ha mostrado coherencia sobre su uso ni sobre los beneficios que reporta, en comparación con los perjuicios. También ha habido confusión sobre, en caso de usarse, qué tipo de mascarilla usar, preferiblemente.

Quizá el fracaso más estrepitoso de la mascarilla es la evidencia del distinto uso que se le ha dado en los diferentes países. Y bajo qué circunstancias. ¿Acaso alguien reconoce que sea conveniente usarla en espacios abiertos, cuando transitas por ellos casi en soledad? Aún así, hoy en día, vemos personas y personas caminando casi solitarias en medio de una montaña, de un parque, de una playa… Con sus mascarillas, que más parecen bozales, mientras, paradójicamente, sus mascotas -leáse perros- no llevan bozal alguno. Para mí, ahora mismo, la mascarilla es un símbolo: el de la sumisión a las leyes irracionales, a las leyes injustas. El del acatamiento  y la obediencia a la voluntad de los gobernantes, que muchas veces no son más que marionetas cuyos hilos son movidos por los poderes económicos. 

Las mascarillas son también el instrumento pedagógico mediante el que se enseña a los niños la lección más perversa, con el uso del amedrantamiento: yo ordeno, tú obedeces. Todo por tu salud: no beses, no abraces. Porque, supuestamente, pones en peligro a quien más quieres. A quienes más te quieren. No te acerques tanto, no te relaciones. El otro es peligroso. Si te contagias, alguien puede morir. Presérvate. ¡Vergüenza! Se les arrebatado la sonrisa y, con ella, su alegría natural. Por contra, se promueve su docilidad. 

7.- ¿Cómo negar los datos de hospitalizaciones, de ucis, de personas fallecidas? 

Desde luego que no es procedente negar las cifras. En especial las de los fallecidos:   
  *  49.520, por coronavirus, en el año 2020 (según el Ministerio de Sanidad a 21/12/20,  o, 72.910 personas a 17/3/21: muertes por coronavirus, 2020-2021)

Y es que, detrás de esas cifras están los dramas personales. Por covid y por otras causas: en España, 418.703 defunciones en 2018. Esto es, una media de 1.147 personas al día. Tampoco pueden negarse estas otras cifras, referidas también a España:
  *  112.714 por cáncer en el año 2018 (según el Instituto Nacional de Estadística (INE): defunciones por cáncer, 2018*)
  *  99.149 abortos en 2019 (según el Ministerio de Sanidad: abortos, 2019)

A todas estas personas, sus familiares, amigos y allegados, todo mi afecto y mis oraciones. A todas. Porque, en ocasiones tengo la sensación de que sólo importa el covid, que el resto del mundo queda en un segundo plano. 

Es obvio que el covid está en un primer plano, también a nivel económico: el Gobierno de España destinó 16.000 millones para entregar a las CC.AA. según el impacto del covid-19 en cada una. Como muestra, me referiré a los 6.000 millones de euros que componen el llamado TRAMO 1 FONDO COVID (BOE núm. 309, de 25 de noviembre de 2020). Según las cifras a 31 de octubre de 2020 (fecha de corte para proceder con el reparto de los fondos), y conforme al certificado emitido el 12 de noviembre por la Directora General de Salud Pública, resultan estos importe unitarios (insisto, para el tramo 1, que son 6.000 millones de euros, de los 16.000 millones de euros totales):
  *  129.032,26€ por cada uno de los 13.950 ingresos en UCI hasta el 31 de octubre de 2020.
  *  9.054,80€ por cada uno de los 165.658 hospitalizados sin UCI hasta el 31 de octubre de 2020.
  *  42,82€ por cada una de las 14.012.117 PCR realizadas hasta el 31 de octubre de 2020.
  *  42,73€ por cada uno de los 49.147.526 habitantes -población protegida equivalente- en 2020.

Sí, has leído bien, querido lector: 129.032 euros por un enfermo en UCI; 9.054 euros para otro en planta. Hasta el 31 de octubre de 2020. 

8.- Entonces, ¿qué?

Defiendo que el fin no justifica los medios. No respaldo la dicotomía Seguridad vs Libertad. Estoy a favor de revisar -y prácticamente eliminar- todas las medidas restrictivas que todavía se mantienen. A estas alturas, en mi opinión, sólo se justifica el uso de la mascarilla en espacios públicos cerrados cuando no se pueda mantener una distancia superior a 1 metro de distancia. Estoy en contra de legislar, casi de manera ordinaria, a través de un mecanismo disponible para ocasiones extraordinarias, esto es, los reales decretos, o dicho en román paladino, estoy en contra de legislar a golpe de decretazo. Entonces, ¿qué? A nivel individual, ¿qué podemos hacer cada uno de nosotros? Esto es lo que yo hago, con mis muchas limitaciones:
  – Cuestionarme lo que se me presenta como verdad, e investigar. 
  – Desarrollar, en la medida de mis posibilidades, un espíritu crítico y, en consecuencia: 
  – Buscar fuentes de información variadas -y también alternativas a las oficiales- para contrastar lo que se me presenta como incuestionable verdad evidente. 
  – Buscar el apoyo de quienes, por las evidencias de su conducta, considero que persiguen el bien común, en especial de los profesionales suficientemente acreditados que sufren la persecución de los medios oficiales o, al menos, mayoritarios. 

Todo lo anterior, con la precaución de evitar medios -en especial digitales- que aplican una censura encubierta, mediante los algoritmos que usan para presentar los datos, o una censura directa, como las muy cuestionables agencias de verificación, que, en muchas ocasiones califican de bulo o fake news la información contraria a sus posiciones -e intereses-. Tal vez quieras probar con medios alternativos como:
  – el buscador DuckDuckgo.
  – la aplicación de mensajería instantánea Telegram.
  – la plataformas de vídeo Odisee.

Para terminar, apuntaré que todo lo dicho ha sido con el máximo respeto a la posición de cada persona. Asumo que cada una tiene sus razones, y, sobre todo, tiene su derecho y libertad de mantener esa y cualquier otra posición, mientras esté respaldado por el ordenamiento jurídico y la moral elemental.  Confío en que los pilares de la amistad sean también capaces de soportar esta realidad. 

¡Por una vida apasionante! 
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Por el mismo autor: www.15habitos.com