Los pilares de la amistad

 

¿Se tambalea la amistad en estos tiempos? ¿Acaso no son suficientemente fuertes sus pilares? Pareciera que no, cuando escuchamos a muchas personas decir: “A este paso, nos quedaremos sin amigos.”

¿Cuáles son los pilares de la amistad, entonces? ¿Puede ser, como el amor, incondicional la amistad? Quizás lo sea para quien dice: “A pesar de todo, nuestra amistad perdurará.”

¿Perdurá la tuya? ¿Cuáles son, pues, los pilares de tu amistad? Compártelo con nosotros, por favor, completando este cuestionario anónimo:

                    Los pilares de la amistad

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Una preguntita, o dos

  • Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? (Lucas 6, 20)
  • ¿Qué buscáis? (Juan 1, 38)

Jesucristo planteó sin ningún preámbulo estas preguntas a sus discípulos. Hoy en día, siguen vigentes para cada uno de nosotros. Aunque no responderlas es ya una manera de responder, siempre habrá quien te las repita, o te plantee otras similares:

  • Y tú, ¿quién dices que eres tú?
  • ¿De qué escapas?

Entonces, en el fondo, tú, y sólo tú, sabes qué vas a hacer y por qué.

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Sin reparo ni tibieza

Por fin hoy me atrevo a tratarte sin delicadeza,
Después de tantos años dejándote hacer,
Lo que sin duda no es más que entorpecer,
Mi camino a lugares que nunca imaginó tu bajeza.

No aparentas tanta maldad,
Cuando argumentas con ligereza
Que “Ya habrá otra oportunidad”,
Y cuestionas si “¿No serán aires de grandeza?”

No digo que no aspire a más de una proeza,
De momento,  sólo a usar mis destrezas.
Extraño para ti que, cargada de sutileza,
Y muy afanada, aireas mis flaquezas.

Pensé que eras parte de mí,
Como el miedo o la tristeza.
Que tendrías una noble razón de existir,
Y que actuabas con franqueza.

Camuflada siempre tras aparente razón,
pretendes enmudecer mi corazón.
¡Cuán pernicioso es tu engaño!,
que, prolongado, acrecienta el daño.

Como recién inspirado por un sueño,
Sé que sólo existes en mi cabeza.
De mis actos, yo soy el dueño.
Harto de ti, grito hoy sin reparo ni tibieza:

Para siempre, adiós maldita pereza.

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