Esto dice el Señor, tu libertador, el Santo de Israel: “Yo, el Señor, tu Dios, te instruyo por tu bien, te marco el camino a seguir”
–Isaías 48, 17–
El Señor nos marca el camino a seguir, y lo hace de múltiples maneras:
– A través de su Palabra, cada vez que leemos el Santo Evangelio.
– Mediante el dictado de nuestra conciencia, sabia, que distingue el bien del mal, que señala el camino recto, sin atajos engañosos.
– Con las correcciones de padres y madres; con el consejo del amigo.
Pero yo me encabezono, soy imperfecto, me puede la soberbia. Y, como San Pablo, reconozco:
Pues no hago lo bueno que deseo, sino que obro lo malo que no deseo. Y si lo que no deseo es precisamente lo que hago, no soy yo el que lo realiza, sino el pecado que habita en mí.
–Romanos 7, 19-20–
El pecado al que invito a habitar en mí. El pecado en el que caigo una y otra vez; el que tengo que combatir. Aquel del que me redime el Dios hecho hombre.
Hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor.
–Lucas 2, 11–
Nos naces cada día, Señor, y quieres habitar nuestro corazón. Por eso: Cantaré eternamente tus misericordias, Señor:
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz».
–Lucas 1, 78–
Os deseo, queridos amigos, una ¡MUY FELIZ y SANTA NAVIDAD!
¡Por una vida apasionante!
vive, disfruta, comparte
Por el mismo autor: www.15habitos.com