Más allá de agradecer

  • En este tiempo sagrado, tan cerca de recordar tu pasión en la cruz, y la gloria de tu resurrección, gracias, Señor, por tan maravillosa vida.
  • Me siento bendecido, completamente. Nada he ganado por mí mismo. Nada por mis méritos. Nada en absoluto.
  • Hubo un tiempo en el que tantas bendiciones, como casi todo, las di por sentadas. Así llegaron, sin merecimiento. Por tu inmensa misericordia, Señor.
  • Ahora, puedo recordar aquel susurro que escuché cierto día, apoyado sobre mis rodillas: ¿qué estás haciendo con lo que te ha sido dado?
  • Hoy, es tiempo de empezar a hacer, más allá de agradecer. 
  • ¡Por una vida apasionante! 
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Cómo ser feliz, o casi

Cómo ser feliz es una pregunta que resuena desde tiempos inmemoriales. Como si ese fuera el propósito de la vida, exclusivamente. ¿O sí?

  • Tal vez, solo sea la condición para otros propósitos más nobles. Siendo feliz, parece que uno se anima más a emprender según qué acciones. Sin embargo, estamos obligados a actuar a pesar de las circunstancias. ¿Verdad que sí?
  • Sobre la felicidad, se han escrito ríos de tinta; miles de webs en nuestros días.
  • Cómo ser feliz. Parece que no hay respuesta universal. No debe haberla cuando todavía seguimos haciéndonosla. O, quizás, ¡estamos por encontrarla!
  • Algunos dicen tener ya la fórmula, ¡y hasta la escriben! Pero no es la misma para todos.
  • Martin Seligman, padre de la psicología positiva, en La auténtica felicidad, la define como la combinación de nuestra herencia genética, nuestras circunstancias personales y nuestras acciones voluntarias. ¡Bien! ¡Podemos actuar a voluntad! E influir en nuestra felicidad. 
  • En su obra, El viaje a la felicidad, entre otras cosas interesantes, dice Eduardo Punset que la felicidad es la ausencia de miedo. ¿De qué miedos necesitamos librarnos? 
  • Viktor Frankl, padre de la Logoterapia, en El hombre en busca de sentido, y durante toda su vida, expresa y él mismo experimenta, que la felicidad va asociada al sentido de la vida. Entonces, resulta obligado preguntarse, en algún momento (o en varios): ¿qué sentido le doy a mi vida? Es una primera reflexión trascendente o, tal vez, ¿trivial?
  • Abraham Maslow, la relacionó con la autorrealización, como estadio en la cúspide de su pirámide de las necesidades humanas, perfectamente jerarquizadas. Entonces, ¿cómo llegar a la autorrealización? Serán, digo yo, formas concretas de actuar, de pensar y de vivir. ¿Cuáles, específicamente, para ti?
  • En La felicidad como ventaja, Shwan Achor establece que la felicidad depende de cómo tu cerebro procesa lo que ocurre en el mundo (en el mundo y en tu mundo). Y, al relacionar felicidad y éxito, le da la vuelta a la fórmula: si eres feliz, entonces tendrás éxito, en lugar de: si tienes éxito serás feliz.
  • A propósito, ¿qué es tener éxito para ti? Segunda reflexión.
  • Otras investigaciones recientes como, por ejemplo, la llevada por la Universidad de Harvard durante los últimos 75 años, (ahora conducida por Robert Waldinger, como cuarto director del estudio) concluye que la felicidad está vinculada con tener buenas relaciones sociales. No hace falta que sea con muchas personas; basta con unas pocas, amigos de verdad, esos a las que solemos llamar amigos del alma. ¿Qué no hacer por ellos? ¿Qué sí hacer por ellos?
  • Además, este mismo estudio concluye que las relaciones saludables (llámalas nutritivas, si lo prefieres), no solo correlacionan con la felicidad, también lo hacen con la longevidad. De manera que, mantener relaciones sociales de calidad, repercute en tu felicidad y en tu esperanza de vida. ¡Algo habrá que hacer!
  • Cómo ser feliz. Tercera reflexión.
  • ¡Nos faltan los místicos! ¡Y los santos, como Santa Teresa de Calcuta!
  • Cómo ser feliz seguirá siendo motivo de estudio. Si no hay respuesta universal, la habrá entonces individual. Tal vez, tengamos que ir por el método prueba-y-error: ¿viajar? ¿conversar? ¿trabajar? ¿compartir? ¿disfrutar? ¿amar? ¿buscar el placer? ¿evitar el dolor? ¿aspirar a perdurar? ¿destacar?
  • ¿Cuál es tu respuesta?
  • La mía, hoy, son los detalles. Eso, los detalles. Los del día a día. El agradecimiento por lo compartido, por lo vivido. La satisfacción del esfuerzo, del deber cumplido, de una leve contribución. La observación de lo bello, de lo cotidianamente bello. La reflexión, el descanso, tu conversación…
  • A veces, simplemente, sí porque sí. Porque elijo ser feliz. Elijo llamar a mi primo Luis y oírle reír. Y decirle que le quiero.
  • Porque, ya se sabe, la vida no es perfecta, pero puede ser maravillosa. Y tú, también lo eres. ¡Mereces ser feliz!
  • Cómo ser feliz, la pregunta seguirá resonando mientras el mundo continúe girando.
  • ¡Por una vida apasionante! 
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Fotografía por gentileza de Taivas Bulud

El corte de pelo

  • Era día de trabajo, aquel miércoles en el que fue a la peluquería. Le cortaron poco, para lo que acostumbraba. Por eso de ir arreglado a la ceremonia del domingo.
  • Volvió a casa, a la hora de casi siempre, más bien tarde, cual niño con zapatos nuevos. Después de los saludos habituales, un ¿qué tal chicos?, también dirigido a su mujer, con una cara forzadamente sonriente, pero natural.
  • Sonrisas como respuesta, naturales también, y varios comentarios: ¡excelente!, ¡fantástico!, y tú, ¿qué tal tu día?
  • Nada más.
  • ¡Día interesante!, responde él, manteniendo la sonrisa, mientras pasa su mano derecha desde la frente hacia la nuca, acariciando algo menos de pelo que por la mañana.  Más sonrisas, junto con el comentario: ¡qué bueno, lo has pasado bien!
  • Nada más. 
  • Entonces, piensa, benevolamente: Claro, me han cortado poco. ¡Eso es! Además, es día de trabajo… ¿quién lo esperaría?
  • Finalmente, escucha: ¡Oooooh, papá!, ¡te has cortado el pelo! 
  • Después, su mujer: ¡es verdad!, ¡qué guapo estás!
  • ¡Por una vida apasionante! 
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