¿Ralentizar? Hoy, no; gracias.

  • Slow down, take it easy, relax…
    También en español: ¡Ralentiza! 
  • No digo que no, pero a veces sí. Porque hay ocasiones en las que ni quiero tomármelo con calma, ni relajarme, ni ralentizar… al menos, no más de lo necesario para tener mi mente despejada, para planificar, para tomar un respiro, ¡y continuar!
  • Puedo tomármelo con calma, relajarme, tomar perspectiva y más, si todo me sirve para lograr más rápido lo que quiero, lo que necesito cambiar, lo que se puede cambiar, ¡con inmediatez!
  • ¿Por qué retrasar lo que puedo hacer ya? ¿Por qué dilatar procesos que pueden ser breves? ¿Por qué postergar lo que puedo abordar ya? ¿Por qué alimentar no sé sabe qué miedo?
  • ¿Por qué elegir lo lento cuando puedo elegir lo rápido? ¿Eficacia? ¿Seguridad? ¿O costumbre? ¿En base a qué? ¿Según quién? ¿De acuerdo a qué criterio?
  • Siempre hay sugerencias bienintencionadas para elegir lo largo, lo lento, lo seguro, lo contrastado… En oposición a lo, supuestamente, menos probado, menos seguro, no garantizado… Pero, ¿y si busco evidencias en contra? ¿O a favor de lo contrario? Algo que valide lo aparentemente inválido?
  • A quien madruga, Dios le ayuda.
    No por mucho madrugar, amanece más temprano.
    A perro flaco, todo son pulgas.
    No hay mal que por bien no venga.
    Zamora no se ganó en una hora.
  • Cada refrán tiene su contra-refrán. ¿Entonces? Me entran dudas… falsacionismo de Karl Popper. ¿Vale o no vale la teoría? ¿Cuándo?
  • ¿Dudo entre elegir lo rápido (e inseguro) frente a lo lento (y seguro)? Tengo miedo. No quiero arriesgar con algo tan importante.  Normal, me juego mucho. ¡Estoy en la Champions!
  • ¿Y si encuentro una evidencia válida, segura, cierta, contrastada? ¿Y si sí?
  • ¡Por una vida apasionante! 
    vive, disfruta, comparte

Cuestión de enfoque

  • Hay días, o tal vez ratos, en los que todo lo ves torcido. Ayer pudo ser uno de esos para mí. No todo el día. El final, sí. Quizás fruto del cansancio o de un hartazgo injustificado… Por eso, necesito estar vigilante y tirar de paciencia… y de benevolencia… Por eso mismo, evito tomar decisiones al final del día… ni siquiera hacer evaluaciones… 
  • ¿Te pasa a ti también? Te fijas en lo que alguna persona te hace. Probablemente no difiera de lo que esa misma persona hace todos los días, pero, hoy… hoy te parece fatal.
  • Te fijas en lo que un compañero deja de hacer, lo que un miembro de tu familia deja de agradecer…En comparación con otros días, en comparación con tus expectativas, … en comparación con un estándar demasiado exigente.
  • Pero, ¿y yo? ¿Qué pasa conmigo? ¿Cómo es mi conducta?
  • ¿Soy capaz acaso de distanciarme de mí mismo y, como un observador neutral, calificar, no digo ya juzgar, mi propia actuación? Y mi reacción.
  • ¿Qué diría de mí un observador neutral? Puedo imaginarlo… y empiezo a sentir empatía… o rabia… Entonces, antes de comenzar con justificaciones, con matices diferenciales… elijo rápidamente cambiar mi enfoque.
  • ¿Seré capaz de reconocer hoy conductas que me sorprendan de manera positiva? ¿Qué personas? ¿Algún acto? ¿Algún detalle? ¿Algo de mí?
  • ¿Puedo encontrar algo que agradecer? ¿Algo por lo que maravillarme? ¿Algo bello, por minúsculo que sea? ¿Y tú? ¡Cuestión de enfoque!; algo vas a encontrar.
  • ¡Por una vida apasionante! 
    vive, disfruta, comparte

 

 

Carta no entregada

  • Y así, rebuscando entre sus papeles, encontró aquella entrañable carta, nunca entregada. 
  • Querido papá, querida mamá:
  • Hoy, después de tantos años viviendo a mi aire, te escribo por primera vez, con la confianza de que entenderás mi desazón. Ahora que aprecio bien todo lo que has hecho y seguirás haciendo por mí, desde siempre, ante mi absoluta pasividad. Ahora, me dirijo a ti.
  • Tú, día tras día, estás ahí, sin reservas, con total atención, con incondicional amor. Por todo ello, quiero darte las gracias. Por tu dedicación, por tu constancia; por todos tus cuidados. Por procurarme la protección necesaria, por acudir en mi auxilio en cualquier circunstancia, en cualquier situación, en todos los lugares.
  • Gracias, mi querida mamá; gracias, mi querido papá.
  • Muchas gracias por querer siempre lo mejor para mí, por estar siempre vigilante, a pesar de mis, muchas veces, rebeldía, dejadez, abandono y hasta negligencia. Gracias por tratarme bien siempre… Incluso cuando me resisto, cuando te llevo la contraria.  
  • Confío en ti porque atesoras la experiencia de los años y de la observación continua. Ahora que soy consciente de tu insistencia y de tu cercanía, quiero escucharte y compartir contigo mis reflexiones. Quiero que sepas que valoro tu paciencia y tu buen hacer.
  • Animado por este asombro, me comprometo a agudizar mis sentidos, a estar atento y a desplegar mi intuición. Para así, yo también cuidarte a ti ahora, más conscientemente y procurarte siempre mi protección. Siempre, con mi mejor intención.
  • Por siempre te quiere, tu hijo.
  • Al volver la carta al cajón, descubrió que había más, para otros destinatarios, también sin entregar. 
  • ¡Por una vida apasionante! 
    vive, disfruta, comparte