¡Gracias, familia Echeverría!

… algo muy triste, muy duro se está convirtiendo en algo más bonito y muy grandioso, que nos hace querer más, apreciar más a nuestro hermano, a nuestra familia, a nuestros amigos, a nuestro país. –Transcrito de la declaración de Ana Echevarría, hermana de Ignacio Echevarría, el héroe del monopatín.

¡GRACIAS FAMILIA ECHEVERRÍA! ¡GRANDE FAMILIA ECHEVERRÍA!

¡Soñé ser mujer!

Anoche, soñé que me desperté mujer; ¡fuerza y poder!
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Algo cansada me levanté; será por todo después de la cena querer recoger.
¡Vaya! No está hecho el café. Algo más tendré que correr.
Suerte que ayer, para hoy cociné… Esta tarde, después de la compra, ¡sesión de Pilates!

¡Maldición! ¿Qué le ha pasado a este pantalón? ¡Arriba muchacho! Hoy es la excursión.
Junto a la mochila tienes la merienda; no hace falta que la compres en la tienda.

¡Llueve! Atasco seguro; no llego antes de las nueve.
Para colmo, ¡cierre de mes!: hasta terminar, nadie se mueve.
Nada de comer, ¡dieta sin querer!

Por fin, ¡relax!, la jornada de trabajo llega al final…
¡Riiiiiing! Cariño, ¡reunión sorpresa!, no puedo recoger al niño.
Bueno, un miércoles más, ¡adiós al Pilates! Y, encima, ya está pagado.

¡Por fin en casa! Para relajarme, un paseo por el parque voy a darme.
¡Mamá! … examen de matemáticas, ¿compraste la calculadora?
¡Dios mío! Ni calculadora, ni rotuladores de colores, ni compás… ¡Adiós a caminar!

¡Vaya!, un mensaje sin revisar. Cariño, no voy a cenar; veo el partido en el bar, ¡Champions total!
Bueno, ¡mañana será!
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¡Riiiiiiing! ¿Tan pronto el despertador? ¡Es verdad! Hoy viajo a La Navata.
Amor, ¿recogiste el traje del tinte? ¿Y la corbata?
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¿Frivolizo? ¿Exagero? ¿O corto me quedo?
¡Mil perdones! Quizá la empatía no esté entre mis dones.

Mujer, ¡gracias por tantas atenciones!
Amigo, ¡obras son amores y no buenas razones!

¡Feliz semana!
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¡vive, disfruta, comparte!

Palo, zanahoria y confianza

No, no confío en el palo y la zanahoria.  

Tal vez no aprendí bien la técnica. Quizá porque la aplicaron mal conmigo… ¡o demasiado bien!

Tuve palos, no físicos, por supuesto, pero palos; los recuerdo… Y con ellos, la sensación de rabia y frustración; el resentimiento y el rencor. ¿Te ha pasado a ti?

¡Niño travieso! ¿O, simplemente, niño?

Tuve zanahorias también, pero no guardo especial recuerdo de quien me las dio después de un esfuerzo. No. Denotaba superioridad, dejaba claro quien tenía el poder y la capacidad de aplicarlo.

Por el contrario, guardo buen recuerdo de quien me dio zanahorias sin merecerlas especialmente; de quien creyó primero, de quien me las dio por amor. De quien confió en mi esencia bondadosa de niño. Y de adolescente; y de adulto.

No, no confío en el palo y la zanahoria: minan la confianza, extienden la distancia. Urge más la comprensión y la cercanía.

Prefiero el aliento del abrazo, que da paso a la esperanza y a la maravilla. ¿Y tú?

¡Feliz día!

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Mi tío Luis

Luis, Julia, Antolín, Maruja… tío, primo, abuela, cuñada, padre, madre… tal vez, profesora, o quizás… compañero de trabajo… siempre hay alguien especial… porque confió en ti, porque te animó a soñar, porque enjugó tus lágrimas, porque te llevó a la playa… porque te amó sin pedir nada a cambio, porque sí.

¿Sigue contigo? ¡Díselo! Dile cuán especial es para ti.

¡Gracias, tío, por tanto amor; gracias por hacer mi mundo mejor!

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El poder verdadero

Por mi trabajo actual, que no el de siempre, tengo la potestad de aprobar, o no, determinadas inversiones. Llevo unos años haciéndolo, así que, de tanto firmar, hace unos días tuve cierta sensación de poder. ¿Te ha pasado a ti alguna vez?

Por fortuna, de inmediato recordé una escena maravillosa de la película 1492 La conquista del paraíso: esa en la que el tesorero de la corona le niega el vino a la autoridad eclesiástica: “lo más fascinante del poder es que, lo que puede darse con facilidad, … con la misma facilidad puede quitarse”.

Ese poder, ¡sí puede quitarse con facilidad! Pero no otros, a los que todos deberíamos aspirar:

Aspira al poder verdadero: el que ganas por ser una autoridad técnica en tu trabajo; el que te otorgan los otros por ser una persona ecuánime, íntegra; el poder que te da estar al servicio de los demás; el que obtienes cuando trabajas cada día para hacer un poco mejor tu entorno y la vida de los que te rodean.

Ese poder es verdadero… y duradero. 

¡Feliz fin de semana!

¡Por siempre, GRACIAS!

Desasosiego interior, síntoma de que algo está pendiente…

No cualquier cosa, algo importante que ya debería estar hecho… ¡Llego tarde!

Autocomplacencia: lo importante requiere terminarse bien, no de cualquier forma. Incluso a costa de la puntualidad que exigen cuestiones más triviales.

13 de marzo… ¡18 años! No de retraso, no…  18 años de dicha, de dichosa compañía, de disfrute, de aprendizaje, de bendiciones, de alegría…

Tiempo de reflexión, de agradecer…

Gracias, ¡siempre gracias por tanta maravilla!

Sí, me domesticaste… ¡el primer día!

¡Feliz fin de semana!