¡Terminé!

  • ¡Terminé! Es la expresión que primero me sale, mientras siento la agradable sensación que produce haber concluido lo que meses atrás me propuse. Es la satisfacción por el trabajo (bien) hecho. A todos nos pasa, ¿verdad?
  • ¡Terminé! Es la expresión que da paso al sentimiento de plenitud por ver hecho realidad lo que primero has concebido en la mente. Es el orgullo de observar tu propia creatura. Una sobredosis de amor hacia uno mismo, hacia una misma.
  • ¡Terminé! Es la expresión que te recuerda que, antes, hubo un principio y, después, casi siempre, un largo camino. Muchas veces, un sinuoso camino, sino un tortuoso camino.
  • ¡Terminé! Es la expresión que nos hace mirar atrás y recorrer ese camino, mientras recuperamos las emociones de aquellos momentos pasados, de aquellas crisis superadas, de la motivación suprema, de la exaltación enérgica de un destello de inspiración, de los episodios terribles de sequía de ideas, de los frustrantes retrocesos, de la tentación del abandono, de cierto abandono… Al final y, por encima de todo, ¡del triunfo de la disciplina y la constancia!
  • ¡Terminé! Es la expresión que te da derecho y paso a una merecida celebración. ¡Sonada celebración! Te anima a comunicar la noticia, a compartir tu dicha con los demás, a regocijarte en el recuerdo reiterado del logro; te anima a disfrutar de lo conseguido, por lo anhelado que era.
  • ¡Terminé! Es la expresión que da pie a un nuevo comienzo, a iniciar un nuevo camino, alternativo o paralelo. O, tal vez, a seguir avanzando por el mismo sendero, más lejos, más arriba, más profundamente todavía. En cualquier caso, es la expresión que indica que la vida continúa, que tienes otros hitos que avistar y alcanzar.
  • ¡Terminé! Es la expresión que cambia el foco de la mente, que libera los recursos comprometidos a esa causa previa para dirigirlos a la nueva.  La expresión que te permite aspirar al desarrollo de un nuevo proyecto y la consecución de más resultados.
  • ¡Terminé! Implica cierto desasosiego; salvando las distancias, la intensidad de la emoción y la limitación de no haberlo experimentado personalmente, en cierta medida, me evoca la depresión post parto. ¿Ahora qué? … Momentos de reflexión; es tiempo de elegir en qué dedicar esos recursos liberados, en qué utilizar todo nuestro potencial, en qué embarcarse que, de verdad, merezca la pena. De cuestionarse: ¿para qué?, ¿para quién?
  • En este caso, ¡terminé!, para que tú puedas comenzar. ¡Feliz lectura!
  • ¡Por una vida apasionante! 
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