¿Te atreves a vivir una vida virtuosa?

¿Vivir una vida virtuosa? Sí, dejar que las virtudes guíen tus conductas. ¡Menudo desafío!
        No estamos tan acostumbrados. Quizá porque, paradójicamente, la palabra virtud se ha desvirtuado, o porque está en desuso intencionado. ¿A quién le interesan las virtudes? No digamos ya, vivir una vida guiada por ellas.
        No queremos ensalzar las virtudes porque ensalzarlas, llevarlas a nuestra vida diaria, nos cuesta, requiere un sacrificio, un esfuerzo que, a muchos, nos parece titánico. Y es que la virtud obliga, exige. Y, en su exigencia, nos hace renunciar a la satisfacción de deseo en el corto plazo.  
        Por el contrario, más a medio plazo, la virtud nos fortalece, nos reconforta, nos satisface por completo; nos produce plenitud. Cuando actuamos guiados por las virtudes, sabemos que avanzamos en la dirección correcta, que estamos guiados por un propósito, por EL PROPÓSITO. Hacemos lo que tiene que ser hecho, lo que es correcto, lo que está bien. Perseguimos la justicia, la de los hombres, y la de Dios. U otros nobles fines, todos loables.
        La virtud de obrar con rectitud es nuestro principal aliado en el camino hacia nuestros objetivos. El bastión en el que nos apoyamos para perseverar, lo que nos da fuerza para afrontar los obstáculos y superar las dificultades.
        No obstante, a menudo solemos renunciar a las virtudes y nos dejamos llevar por las emociones, por las apetencias del momento, por la satisfacción inmediata del deseo, la búsqueda del placer a toda costa, cuanto antes. Perseguimos todo lo que se nos presenta como la felicidad, que, sin embargo, no es sino un espejismo de la felicidad, que tarde o temprano se desvanecerá.
        ¿Te atreves a dejarte guiar por las virtudes? Quizá te preguntes por cuáles. ¿Las teologales, las cardinales, las morales? Todas ellas te valen. O, tal vez, baste con la virtud de actuar con rectitud.

¡Por una vida apasionante! 
vive, disfruta, comparte
Por el mismo autor: www.15habitos.com

Responsabilidad compartida, ¿hasta cuándo?

 

Querida Amanda:

No salgo de mi sorpresa con este niño. ¡Que tiene 10 años! Todo empezó por un reportaje televisivo, sobre la influencia de los progenitores en la conducta de los adolescentes. Este fue su planteamiento:

Entonces, ¿cuándo puede considerarse extinguida tu responsabilidad, como padre, sobre mis conductas? No me refiero a la responsabilidad jurídica, que ya sé que está vinculada a la edad. Como cuando rompí el cristal en el colegio, que tuviste que pagarlo tú.

¡Tal cual! Pero hay más:

¿En qué casos puede hablarse de corresponsabilidad, tuya y mía, de lo que yo hago, y de las consecuencias que esos actos tienen? Es decir, supongamos que fuera galardonado con el premio Nobel de Física. ¿Serías tú corresponsable de ello, por la educación que me has procurado? ¿A pesar de que tú trabajas como notario?

Más todavía:

¿En qué momento, bajo qué premisas, comienzo yo a ser exclusivamente responsable de mis actos, de mis méritos, de mis logros o fracasos?

Para terminar así:

¿Quién tiene mayor responsabilidad? ¿Tú o mamá?

Ahí es nada, querida Amanda. Dame tu orientación, no sea que conteste de manera irresponsable y cargue para siempre con esa culpa.

A propósito, ¿cuándo nos volvemos a ver? Si lo retrasamos más allá de lo convenido, permíteme que yo también pregunte, ¿qué parte tendremos cada uno de responsabilidad?

Con todo mi agradecimiento, te mando un abrazo fuerte y largo.

Leocadio.

¡Por una vida apasionante! 
vive, disfruta, comparte
Por el mismo autor: www.15habitos.com

¿Te ha gustado esta entrada?
Por favor, escribe un comentario abajo o déjanos tu opinión aquí

¿Quieres sugerirnos temas para próximas entradas? 
Pincha aquí y escríbelos.