Comentario publicado por Santiago García el 6 de octubre de 2019.
Somos lo que hablamos, de Luis Rojas Marcos. Lo compré, sí, a pesar de lo manido del título. Por aquello de que somos… lo que comemos, lo que pensamos, lo que vemos, lo que leemos…
Somos lo que hablamos me gusta por las muchas anécdotas con las que Luis Rojas Marcos ilustra sus argumentaciones. Y, sobre todo, porque me recuerda la importancia de elegir mis palabras y el tono con el que las digo -el cariño que le pongo, vaya-. Con cualquier persona, más todavía con aquellas a las que más quiero. Y conmigo mismo. También de elegir los temas sobre los que hablar y el objeto de las conversaciones. Y que, así, sirvan para el bien.
Somos lo que hablamos resulta cómodo de leer porque, como preferimos muchos, puedes comenzar por el pasaje que quieras, con la ayuda de su índice, tan detallado. Así vas directamente a lo que más te llama la atención, a eso que más necesitas. Porque, recuerda, el subtítulo dice: El poder terapéutico de hablar y hablarnos. Por ejemplo, ¿qué tal comenzar con esto?:
«Es normal ver algo de humano en los animales con lo que convivimos. (…) Sus expresiones nos sugieren que prestan atención a lo que les decimos y aceptan nuestra versión de las cosas sin juzgarnos. A diferencia de los humanos, no nos cuestionan, ni nos critican, ni nos dan órdenes, y ¡guardan secretos! Su aparente comprensión y su apoyo incondicional se convierten en un calmante eficaz de nuestras emociones, aunque estas sean tan negativas como la rabia, la desilusión o la pena.»–Somos lo que hablamos, de Luis Rojas Marcos. Grijalbo; primera edición, página 188-.
¡Por una vida apasionante!
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Del autor de este blog: www.15habitos.com