Un linchamiento nauseabundo

Contemplo con tristeza y perplejidad el acoso y la persecución a los que se está sometiendo a los jóvenes. Después de –resulta obvio– un iracundo y nauseabundo linchamiento. Por sus ganas de disfrutar. ¡Qué barbaridad! Por su deseo de festejar. Por su presunta responsabilidad en el incremento de casos –que no de enfermos– en la que llaman 5ª trola (perdón, fue el corrector: 5ª ola). Antes, por, presuntamente, contagiar de muerte a sus mayores, como anunciaban las infames campañas publicitarias institucionales. ¡Bazofia pura!

Ah, jóvenes, miembros de las generaciones que sostendréis la sociedad. No sólo tenéis que sufrir las consecuencias de los vaivenes continuos de la política educativa (ojalá la hubiera, de verdad). No sólo sufrir la precariedad del mercado laboral. No sólo la dificultad para emanciparos. Ahora más. Para que podáis viajar, para que podáis trabajar, para que podáis estudiar.  ¡No os dejéis chantajear! Decidid con información, con reflexión, si os queréis o no vacunar con una sustancia experimental de contenidos genéticamente manipulados. Sin ensayos suficientes.

Sí, asisto con tristeza al intento de someteros. De dominaros. De adormeceros. Como ya se ha hecho con los niños en las escuelas, por medio de las mascarillas. Adiós a su espontaneidad, adiós a su sonrisa.

No quiero arrementer contra las personas bienintencionadas, por muy adormiladas, anestesiadas o atemorizadas que estén. Solamente llamar su atención. ¿Por qué piensan en la vacuna como la solución? ¿Solución a un problema inexistente? Miren, si no, las cifras siguientes **, por mucho que se empeñen en subir, artificialmente, el número de casos (datos a 5 de julio de 2021, acumulados desde enero de 2020, fuente: https://cnecovid.isciii.es/covid19/#documentaci%C3%B3n-y-datos):

* Datos de población a 1 de enero de 2021, fuente: https://www.ine.es/jaxiT3/Datos.htm?t=31304

** Datos con los rangos completos de edad: tabla completa

Por fortuna, la sociedad civil se está organizando para defender los intereses y la libertad. En breve, por iniciativa de, entre otras personas, el doctor Luis Miguel Benito de Benito; www.portushijos.com

 ¡Basta ya de estrategias macabras! Dejen de mentir. Dejen de perseguir. Dejen elegir.

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Las nuevas dictaduras: obecede o padece

Se presentan en medio del caos, como salvadoras de la humanidad. Como suele ser habitual. Sin ellas, -nos venden- quedamos al albur del peligro que, supuestamente, nos acecha y amenaza. En este caso, a nuestra salud. Creyéndolo así, les cedemos el control y la autoridad. Renunciamos a nuestra libertad, en pro de una seguridad, que ya antes teníamos. La historia se repite, ahora, en los tiempos de la posmodernidad, cuando más acceso tenemos a la información y al conocimiento. Pero lo que falta es discernimiento.  

Suplantan a la lógica de la ley médica, hasta el momento basada en las evidencias clínicas. Relegan al fonendoscopio a un total ostracismo, hasta suprimir la auscultación. No hay más razón que la que imponen ellas, las PCR, y su fatídica canción: esta sí, esta no. Sin importar que haya o no tos, ni fiebre ni dolor. ¡Quédate en casa! Que si sólo es una temporada, nada te pasa.

Al frente de la nueva dictadura, la de las PCR, tergiversan el lenguaje. Como suele ser habitual. En esta ocasión, llamando enfermos asintomáticos a individuos perfectamente sanos, obligando a su aislamiento, práctica médica nunca vista hasta ahora. 

Transigimos, en contra de la lógica, en contra de la evidencia. Por temor, nos dejamos llevar, sin mucho preguntar. Paradojas de  esta sociedad. Así, con las PCR, nos someten.

Los jóvenes se quieren rebelar. Como es habitual. Ahora son los siguientes a quienes pretenden culpar. De su conducta irreverente y salud imponente. No soportan su natural y casi total inmunidad. Con la cantinela de que pueden ser portadores, y de evitar rebrotes, les ofrecen las PCR, que ya sabes por dónde se las meten. ¿Positivo? ¡Quédate donde estés! Sea Mallorca, Malta o Cadaqués. Y, de paso, que aprendan los de tu edad: son las PCR las que te conceden o no la libertad. Obedece o padece. 

¡Eh, jóven!: quieren ganarte para su causa, y hacerte sumiso. Así, salen a tu encuentro: en Madrid, pruebas gratuitas en Plaza Castilla. Para tu supuesta tranquilidad, y para dejarte desplazar. Hasta que te hayas pinchado. Porque, en perfecta sintonía ambas, esa es la otra dictadura: la de las vacunas.  

¿Cómo acabar con semejantes dictaduras que, ellas sí, amenazan con ser globales? Sólo hay una: mantén firme tu postura. Porque tu mayor poder es tu capacidad de decir NO. Hay alternativas, siempre hay una salida. 

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