¿Para qué?

  
Era la segunda sesión. Después de escucharlo durante un rato, dijo, mirándolo a los ojos: 
 – Y todo esto, ¿para qué?
Se quedó pensativo; las palabras resonaron en su mente: ¿para qué?

¿Acaso con todas sus preocupaciones pueden añadir un solo momento a su vida? -Mateo 6: 27-

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A ti, ¿de dónde te viene la fuerza?

 

Martes de una semana cualquiera. 7:30 de la mañana. Conduzco hacia la oficina. Me noto algo cansado, a pesar de que he dormido suficiente. Necesito más energía para iniciar la actividad. Pienso en un café, me apetece. Hace tiempo que dejé de tomarlo por costumbre. Pero hoy lo necesito. Para animarme. Me vendrá bien. 

¿Café? ¿Es el café de dónde tengo que recibir fuerzas? Me acuerdo de San Pablo:

«Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe.» -1 Corintios 15:14-

¡La fuerza me viene del Señor! Bendigo al Señor, porque escucha mi voz; el Señor es mi fuerza, confía mi corazón…

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