Querido Humberto:
¡Cuánto me gustaría volver a hablar con ella! La echo tanto de menos… Su comprensión, su amabilidad, su delicadeza. Su respeto, su no juzgar. Sus palabras cariñosas. Aquellos momentos tan especiales; sus enseñanzas. Hace ahora tanto tiempo que no hablamos.
¿Sabes?, no es porque yo no quiera. Ni por un bloqueo emocional. Tampoco por falta de tiempo… no por exceso de trabajo, ni porque los niños me tengan especialmente atareado. Tampoco por los ratos de ocio que comparto con mis amigos. O por la lectura y otros pasatiempos.
Dejadez, ¿te preguntarás? No, tampoco es dejadez. Simplemente, es demasiado tarde ya: mi abuela está muerta; mi abuela murió siendo yo un chiquillo, incapaz, en la niñez, de imaginar que un día ya no estaría conmigo y que, entoces, entonces, nunca más podríamos hablar.
Al menos, a ti, querido Humberto, por fortuna, a ti te puedo llamar.
¡Por una vida apasionante!
vive, disfruta, comparte
Por el mismo autor: www.15habitos.com