Pensaba yo que lo contrario del miedo era el coraje. Dicen, sin embargo, que el coraje no es la ausencia de miedo, sino actuar a pesar del miedo. Esta consigna, tan aparentemente sencilla, no parece que la sigamos muchas personas que solemos bloquearnos o alterarnos por el miedo.
Añoro actuar sin miedo. Preferiría, antes de actuar, liberarme del miedo. Es lo que, normalmente, se hace con cualquier problema: eliminar su causa. Preferiría, sí, liberarme del miedo. Ese que me han inoculado en dosis extras, por múltiples vías:
- Sobre-exposición de información negativa, catastrofista, resultado de un evidente ¿y premeditado? sesgo informativo.
- Incertidumbre al futuro o, peor todavía, anticipo de un futuro infausto.
- Embustes y engaños, apoyados en postulados científicos -que tienen sus correspondientes postulados contrarios, también científicos-.
- Desconfianza hacia el prójimo, ese que siempre ha sido mi amigo -cuando no, a los propios familiares-.
- Opresión, a través de imposiciones legislativas, con la excusa de protegerme a mí y de proteger a los demás.
Despierta, tú que temes. Del miedo nos libera el conocimiento. Y el amor, siempre, el amor.
¡Por una vida apasionante!
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Por el mismo autor: www.15habitos.com