- Hay días, o tal vez ratos, en los que todo lo ves torcido. Ayer pudo ser uno de esos para mí. No todo el día. El final, sí. Quizás fruto del cansancio o de un hartazgo injustificado… Por eso, necesito estar vigilante y tirar de paciencia… y de benevolencia… Por eso mismo, evito tomar decisiones al final del día… ni siquiera hacer evaluaciones…
- ¿Te pasa a ti también? Te fijas en lo que alguna persona te hace. Probablemente no difiera de lo que esa misma persona hace todos los días, pero, hoy… hoy te parece fatal.
- Te fijas en lo que un compañero deja de hacer, lo que un miembro de tu familia deja de agradecer…En comparación con otros días, en comparación con tus expectativas, … en comparación con un estándar demasiado exigente.
- Pero, ¿y yo? ¿Qué pasa conmigo? ¿Cómo es mi conducta?
- ¿Soy capaz acaso de distanciarme de mí mismo y, como un observador neutral, calificar, no digo ya juzgar, mi propia actuación? Y mi reacción.
- ¿Qué diría de mí un observador neutral? Puedo imaginarlo… y empiezo a sentir empatía… o rabia… Entonces, antes de comenzar con justificaciones, con matices diferenciales… elijo rápidamente cambiar mi enfoque.
- ¿Seré capaz de reconocer hoy conductas que me sorprendan de manera positiva? ¿Qué personas? ¿Algún acto? ¿Algún detalle? ¿Algo de mí?
- ¿Puedo encontrar algo que agradecer? ¿Algo por lo que maravillarme? ¿Algo bello, por minúsculo que sea? ¿Y tú? ¡Cuestión de enfoque!; algo vas a encontrar.
- ¡Por una vida apasionante!
vive, disfruta, comparte