Es más que una expresión, es más que una metáfora; es una realidad que yo practico cada día para recargar mis baterías de optimismo, confianza, alegría, pasión y determinación. Así es como hago, un poco después de levantarme cada mañana; es fácil:
Me arrodillo sobre la alfombra, mirando hacia la ventana. Enseguida me siento sobre los gemelos y pongo las manos sobre las piernas, con las palmas hacia arriba, medio abiertas, una sobre la otra. Los pulgares se tocan. Pongo recta la espalda, erguidos los hombros y la cabeza alta. Cierro los ojos. Me relajo.
Cambio el patrón de mi respiración: inspiración profunda y pausada… noto como entra el aire en mis pulmones mientras visualizo cómo las baterías van llenándose. Veo sus indicadores de carga en la base del diafragma. Son barras de color, que van creciendo hacia arriba.
Mantengo el aire en mis pulmones, aproximadamente el doble del tiempo que duró la inspiración. Las barras siguen subiendo, con consistencia, más o menos rápido. Expiro, también lentamente. Sale el aire de mis pulmones junto con los residuos de la actividad del día anterior: algo de resentimiento, miedo. Quizá, rabia y mal humor…
Otra inspiración lenta… el nivel de las baterías sigue subiendo; lo veo en las barras; pausa… los niveles se consolidan; espiración lenta… ya casi no quedan residuos…
Unos pocos ciclos más y… ¡listo! ¡baterías a tope!
¿Quieres probar? No te preocupes si tiendes a despistarte, es normal; la mente traerá los pensamientos que quiera. Déjalos estar. Solo concéntrate en la respiración y en las barras indicadoras.
¡Feliz semana!