¿Y si no? Todavía resuena en mi memoria aquella frase que me dibuja en el rostro una sonrisa burlesca. Me vienen los recuerdos, las imágenes y las emociones del momento. Lo llaman ancla, o sinestesia, que no anestesia. Sutil distinción.
He venido por un mes; a descansar, a practicar yoga… Bueno, tú ya me entiendes.
¿Y si no? Lo llaman lectura mental; te puede meter en un lío monumental.
¿Juegos de palabras? Pueden ser trabalenguas mañana. Más distinciones…¿O son extinciones?
Si distingo, sobrevivo. Entonces, no me extingo.
¿Aprecias la sutil diferencia? ¿O es, acaso, burda intrascendencia?
Si no las distingues, las conductas se extinguen.
Sin distinción, no hay aprecio, surge el desprecio. Y la extinción. Se apaga cualquier ignición.
Ignición o extinción: ¿con qué quieres vivir?
¿Vivir o sobrevivir? Si vivo, camino. Me encamino.
¿Me permites darte impulso? ¡Estoy harto de pulsos!
Y de tanto precio… lo que importa es el aprecio.
Sentir y, si no, disentir.
A buen entendedor…
¡Por una vida apasionante! vive, disfruta, comparte.