Ir al contenido
- En este tiempo sagrado, tan cerca de recordar tu pasión en la cruz, y la gloria de tu resurrección, gracias, Señor, por tan maravillosa vida.
- Me siento bendecido, completamente. Nada he ganado por mí mismo. Nada por mis méritos. Nada en absoluto.
- Hubo un tiempo en el que tantas bendiciones, como casi todo, las di por sentadas. Así llegaron, sin merecimiento. Por tu inmensa misericordia, Señor.
- Ahora, puedo recordar aquel susurro que escuché cierto día, apoyado sobre mis rodillas: ¿qué estás haciendo con lo que te ha sido dado?
- Hoy, es tiempo de empezar a hacer, más allá de agradecer.
- ¡Por una vida apasionante!
vive, disfruta, comparte