Y tú, ¿qué eliges?

  • Recuerdo aquellas sesiones de coaching. El hombre se empeñaba en que lo pronunciáramos en alto, por nosotros mismos, con la voz de cada uno. Tenía que oír, de nuestra voz, la afirmación rotunda, contundente, sencilla: ¡SÍ!
  • O, tal vez, quería que cada uno se escuchara a sí mismo, o que cada uno supiera que los demás lo habíamos escuchado.
  • Sí, con la palabra, todo sería más fácil. Decir SÍ y, por adelantado, elegir. Porque, AL ELEGIR, todo se simplifica.  Se acabó decidir; ya elegiste. Elegir te compromete.
  • Sí, aquel hombre tenía claro que lo primero era la palabra, la promesa que da pie al compromiso y, con él, a la acción. Y a la renuncia de todo lo demás.
  • Por encima de todo, elegir te da poder, te da libertad. Elegir disipa las dudas de tu mente. Elegir te deja vivir en paz.
  • Elegir es una palabra mágica: elijo mis pensamientos, mis conductas, hasta mis emociones. Elijo la alegría, la responsabilidad, el respeto.
  • Elijo sonreír; elijo disfrutar; elijo pensar bien; elijo mantener la calma; elijo amar.  
  • Y creer.
  • ¡Feliz Pascua de Resurrección!
  • ¡Por una vida apasionante! 
    vive, disfruta, comparte