Volver a empezar

«Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen». (Mateo 5: 43-44)

Duro mandato este de Jesucristo. En mi caso, difícil de poner en práctica, si no es mediante una meditada reflexión sobre, por un lado, el beneficio de conceder el perdón –una manera de amar– y, por otro lado, el firme compromiso de querer seguir las enseñanzas de Cristo.

Porque mi primera tendecia es, si no odiar a los enemigos, querer que paguen por sus afrentas. O, al menos, mantenerlos a distancia, lo suficientemente lejos como para no interactuar con ellos. Porque, además, siendo pocas las personas que uno considera enemigos, tampoco es tanto problema… 

No obstante, el verdadero inconveniente surge al aplicar estas mismas conductas de aislamiento:  

  • A quien opina diferente a nosotros.  
  • A nuestros rivales, esos con los que competimos de alguna forma.
  • A las personas que, alguna vez, nos han causado daño.

Entonces, pueden ser muchas personas: vecinos, compañeros de trabajo –o de clase–, supuestos amigos… hasta familiares más o menos cercanos. Con todo, las relaciones se van deteriorando. Por diferencias de criterio, de opinión, de perspectiva. Y cada vez se torna más difícil no ya amar a esas personas, sino simplemente mostrar signos de amabilidad, aprecio o reconocimiento. Signos que, en su ausencia, dan lugar, en el mejor de los casos, a la indiferencia.

¿Cómo volver a empezar? ¿Cómo retomar la práctica del amor no sólo a nuestros amigos? Propongo signos sencillos, que vayan dando pie a otros más amplios. ¿Qué tal una sonrisa?

Al iniciar una conversación: sonríe.
Al exponer tu opinión: sonríe.
¿Discrepas? En tu argumentación: sonríe.
¿Surge tensión?: sonríe.
Si mantienes firme tu posición: sonríe.
¿Quieres hacer una recomendación?: sonríe.
Para terminar sin armar follón: sonríe.
Pase lo que pase: sonríe.
Con seguridad, sonreír nos ayuda a volver a empezar y, por encima de todo, sonreír nos ayuda a amar. 

Por una vida apasionante! 
vive, disfruta, comparte
Por el mismo autor: www.15habitos.com